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Tito Maciá
Artículo editado en la revista española EUDEMON. Número 4, invierno 1994
SIMBOLOGÍA PLANETARIA
Posiblemente es el símbolo más vivo y objetivo para la percepción humana. El Sol se sitúa como centro del cielo real y simbólico y representa esa fuerza que lo hace girar todo a su alrededor, por ello simboliza, en el ser humano, al corazón. En las analogías clásicas el Sol es el símbolo universal del rey, corazón del reino y representa el principio de autoridad, la nobleza de corazón.

El Sol representa al cuerpo celeste más importante, tanto a nivel real como simbólico. Dice Jung: "Los distintos aspectos de lo dotado de fuerza vital psíquica, de lo extraordinariamente eficiente - del concepto de maná personificado, se reúnen en el personaje de Rudra (el Sol llameante de blanco resplandor, el bello casco, el toro de vigor procreador) y la orina (de urere = arder). No sólo los dioses, sino también las diosas, consideradas desde el punto de vista de su dinámica, son símbolos de la libido". El Sol representa el punto desde donde emana el mayor contenido de libido. Para los astrólogos, todos los seres humanos son como un pequeño cosmos con un sol como centro de su conciencia. "La libido se expresa en metáforas de sol, luz, fuego, sexualidad, fertilidad y crecimiento. De ahí proviene asimismo que las diosas posean símbolos fálicos, a pesar de que estos son esencialmente de naturaleza masculina. Una razón principal de ello consiste en que, así como en el hombre hay algo femenino, as& iacute; en la mujer hay algo masculino". Esta explicaci6n, realizada por Jung, aclara que, aunque al Sol se le asigne un simbolismo masculino, fuente de libido, no existe una diferencia entre hombre-mujer, macho-hembra. Como se ha expuesto, todos los seres humanos son considerados, desde el campo de la Astrología como un microcosmos provisto de un sol central. Para terminar de aclarar el tema, dice Jung: "Puede decirse que en el campo psicológico, el concepto de la libido, posee la misma importancia que el de "energía" en el físico desde Robert Mayer".

Desde el punto de vista astrológico, el Sol nos informa sobre las perspectivas de expansión de la libido individual, nos muestra el centro original de las pulsiones vitales de cada persona. El Sol, como astro rey, es el centro de nuestro sistema planetario, el cuerpo de mayor tamaño, peso y luminosidad, alrededor del cual todo gira. Por analogía, en Astrología, representa el centro de la mente consciente, es decir, a la función psicológica más fuerte que se asocia con el Ego, el Yo. El Sol, como el Ego o como las pulsiones de la libido, no es algo estable ni estático. El astro emite protuberancias, chorros o llamaradas que duran varios días y alcanzan alturas de más de un millón de kilómetros; por analogía el Ego y la libido se manifiestan igualmente por oleadas, con intensidades variables, abarcando en muchas ocasiones espacios extraindividuales. En el Sol, aparecen periódicamente manchas oscuras formando núcleos en los que las temperaturas descienden mas de mil grados y se oscurecen intensamente; análogamente, en la libido y en el Ego aparecen zonas oscuras y frías que no se pueden o no se saben manifestar en ciertos momentos.

Desde el Sol emana casi toda la luz y el calor que posibilita la manifestación de la vida en nuestro planeta; por semejanza, en su enfoque astrológico, se corresponde con la vitalidad de cada individuo, su fuerza vital. El Sol emite principalmente de manera exteriorizadora, ilumina y calienta todo su sistema, por ello representa todas las exteriorizaciones del Ego. En otro sentido, la simbología del Sol está directamente relacionada con las capacidades creadoras de cada persona y sus manifestaciones creativas. La actividad exteriorizadora del Sol es comparable a los impulsos generosos del ego y a la fogosidad de ánimo que provoca el entusiasmo e inducen a la vida.

La energía solar se manifiesta en el crecimiento y en el desarrollo de la vida; por semejanza, desde la Astrología, se asocia con las perspectivas de ascenso en la vida y las posibilidades de desarrollo de cada individuo.

En su vertiente negativa, podemos ver al Sol como una gigantesca masa magnética que tiene atrapados al resto de los planetas. Este aspecto negativo o femenino del Sol, es muy conocido por los astrólogos orientales, donde lo consideran el "gran maléfico". Estas vibraciones magnéticas solares son análogas a las ansias egoístas que poseemos todos los seres vivos, es el influjo que induce al inmoderado y excesivo amor por uno mismo, que a veces es disimulable por aparentar que nace de causas nobles o de méritos personales, pero que en general, suelen acabar en vanidad o en el peor de los casos en soberbia. Esta parcela oscura y magnética del Sol, es lo más parecido a la ceguera del egoísmo que lleva tarde o temprano al colapso del corazón, tanto en sentido metafórico como real, donde se impide la circulación y se acaba con la vida. Este es el aspecto" maléfico" del Sol. .

Todos los planetas giran alrededor del. Sol y siguen su trayectoria en el espacio, por semejanza, en el ámbito individual, se relaciona con la capacidad personal de organización, con la voluntad, la dominancia individual, la autoridad que se ejerce sobre los demás y las influencias personales en el medio ambiente.

El Sol es el foco de atención más importante en la conciencia de cada persona, es el equivalente al amor propio, al orgullo, la dignidad o el prestigio personal. Desde ese punto emergen nuestros impulsos hacia la adquisición, la búsqueda de reputación reconocimiento o fama. Representa las ambiciones de cada uno y nos indica las tendencias del individuo dirigidas a hacerse merecedor de atención especial. También nos muestra su grado de honestidad y el alcance de sus acciones.

El Sol, dentro de un tema natal, es sin duda el centro de atención más importante, el punto de mayor identificación personal, lo más valorado y sensible, lo que más determina y condiciona las repuestas de cada persona ante el medio que le rodea.

El Sol, como el resto del simbolismo astroló gico, tiene una lectura en profundidad, hacia el interior, es algo parecido a leer en las diferentes capas de una cebolla; una vez procedida la lectura en una capa, o en un nivel de interpretación, se desgaja y se abre la siguiente y así sucesivamente.

El simbolismo del Sol, no sólo abarca expresiones de lo personal, también nos muestra la manera de relacionarse con el entorno y las demás personas, simboliza lugares, objetos y personajes del entorno de cada individuo, así como de ciertos acontecimientos que rodean la vida de cada persona.

El Sol se corresponde con aquellos personajes que poseen algún tipo de autoridad o que representan una dignidad, como pueden ser ciertos familiares, los jefes, los patronos o todo aquel que ejerza alguna dominancia sobre nosotros. Por otro lado representa a los contactos más nobles, poderosos o influyentes. Para la mujer casada, representa al marido.

Continuando con la naturaleza multiplicadora del símbolo, el Sol puede relacionarse con lugares luminosos, cálidos y amplios. Si nos referimos a lugares en general, podemos hablar de sitios muy luminosos y cálidos, en la casa, serían los grandes salones bien iluminados y todos aquellos lugares donde predomine la luz y la amplitud. En el ámbito hogareño se relaciona con el salón comedor y los grandes ventanales. El Sol también puede relacionarse con todos aquellos objetos que tengan brillo o que sean valiosos, también es comparable a todos los objetos dorados o lujosos.
En relación a los acontecimientos previsibles, se corresponde con los sucesos de resultado brillante, honrados, veraces y que denoten generosidad, se asocia con sucesos que otorgan incrementos en la dignidad, como son los méritos, el poder o la grandeza. El Sol se muestra activo o sincroniza con los momentos en los que se manifiestan los méritos personales y todas aquellas cualidades individuales brillantes y dignas. Aunque a menudo sólo se manifiesta el aspecto magnético del Sol, y aparece entonces en situaciones donde el amor propio malentendido crea las peores desviaciones del destino personal.

El simbolismo del Sol también tiene un contenido arquetípico, un prototipo ideal, un modelo eterno, inmaterial, inmutable y perfecto, que el ser humano trata de imitar, representa un modelo humano, un molde de hombre, en términos de Castaneda: este arquetipo está suficientemente desarrollado en los mitos y las leyendas con sus personificaciones dispares según las culturas y los tiempos, como veremos a continuación.

ARQUETIPO SOLAR
El modelo representativo del arquetipo solar, varía en función del tiempo y la cultura desde la que se manifiesta. Para nosotros, de cultura mediterránea, resultan más interesantes y efectivos aquellos modelos heredados de las culturas que nos han precedido en el tiempo y que aún están vivas y vigentes en nuestro inconsciente colectivo. En todos los casos, el modelo solar siempre representa al arquetipo más brillante de nuestro inconsciente. Es, como decía antes, el "molde del hombre" de Castaneda.

Para desentrañar y conocer con toda su pureza al modelo, se han escritos los mitos y las leyendas. Remontándonos a los modelos de culturas más antiguas que han podido afectamos, dejándonos una huella inconsciente, encontramos en primer lugar al modelo solar representado por Vishnú, que gobierna sobre un cielo de oro y lleva como emblema el símbolo del Sol. A este prototipo original se le asignan diferentes nombres o epítetos a modo de características o atribuciones que lo definan. Le llaman Svayambhu, el que existe por si mismo; Ananta, el infinito; Yajñevara, el señor del sacrificio; Hari, el raptor, el que se apodera de las almas para salvarlas; Janarddana, el que capta la adoración de las gentes; Makunda, el liberador; Madhava, el que ha sido formado de miel; Kecava, el de la larga cabellera, sus cabellos son los rayos solares; y Narayana, fuente y refugio de los seres.

Esta divinidad padece sopores equivalentes a la muerte o períodos de actividad y reposo. Estos períodos son comparables al ritmo orgánico de inspiración - expiración. A cada ciclo de creación cultural o religiosa corresponde un "Avatar", un modelo acorde con ese ciclo humano. - Avatar significa descenso de algún dios, modelo primordial o algún ser glorioso en el cuerpo de un simple mortal. - Esta humanización del modelo divino o solar, determina el modelo puro y original que condicionará al comportamiento social de una época y una cultura.

Otros modelos solares próximos a nuestra cultura. son el Buddha, (el hombre de oro, el Sol-Buddha) y Apolo que sale del mundo hiperbóreo y cuya flecha es como un rayo de sol. El modelo solar griego esta representado por Apolo -Febo, mitad dios, mitad humano. En su leyenda Febo (Sol en el cielo) también desciende a la tierra, es un "avatar" y toma forma humana bajo el nombre de Apolo. Como todos los modelos solares, tiene como primera atribución la de ser un dios de la luz, una divinidad solar, que no se confunde sin embargo con este astro, pero que hace corresponder al modelo con las cualidades épicas solares. Apolo es un arquetipo solar correspondiente a la era de Aries en la civilización griega. Está vinculado con Apolo Cameios de los dorios, es decir, el dios Carnero, modelo evidente de Aries, el Carnero.

Al igual que el modelo pisciano, que veremos a continuación, Apolo no se desposó nunca, aunque mantuvo numerosas relaciones y dejó descendencia. Apolo es también símbolo de la victoria sobre la violencia que, aunque en un principio es un guerrero irascible, un "amo de las fieras", se transforma en un pastor socorrido que protege los rebaños. En este modelo se realiza el equilibrio y la armonía de los deseos, no por suprimir las pasiones humanas, como ocurre en el caso de Cristo, sino por orientarlas hacia una espiritualización progresiva, gracias al desarrollo de la conciencia.

Pero el modelo solar más importante de nuestra cultura occidental es, sin duda, Cristo. Jesús aparece en nuestra cultura como un Sol que irradia justicia, se le llama "Sol iustitiae "y también" Sol invictus". El crismón, monograma simbólico de Cristo, es parecido a una rueda solar. Para los occidentales, y hasta nuestra época, el modelo de Cristo ha sido preponderante como arquetipo solar. Es, sin lugar a duda, el "avatar" de nuestra civilización judeocristiana. Como astrólogos sabemos que en cada era de cada civilización se manifiesta un prototipo solar con los matices de la era. Este modelo es un reflejo del arquetipo solar tamizado por el signo zodiacal de Piscis, por el que ha transcurrido la pasada era.

El mensaje pisciano de este modelo es la "entrega total" la "disolución con los demás" el "todos somos uno". Aquí aparece el "Yo" solar desintegrándose con la sublimación del amor carnal. Con este bagaje modélico aparece Jesús de Nazaret, cuyas pautas de comportamiento e inclinaciones morales, van a marcar y determinar la conducta de varios miles de millones de personas a lo largo de más de dos milenios.

A pesar de este matiz pisciano, el modelo mantiene características ancestrales. Como el modelo representado por Visnhú. Cristo es también el "señor del sacrificio", "el que se apodera de las almas para salvarlas", "el que capta la adoración de las gentes", "el libertador", y también "el de la larga cabellera".

- En la década de los sesenta, más exactamente febrero del 62, aparece el principio del fin de una Era. Como en todo momento de crisis evolutiva, de perturbaciones transformadoras, la imitación del modelo de la Era es irresistible para el núcleo de personas más receptivo, es decir, para los jóvenes. El interés por lo espiritual, las nuevas religiones, y el consumo de ciertas substancias, - análogo todo ello al simbolismo de Neptuno, regente de Piscis, - se extiende por la cultura occidental, provocando la amplificación de las cerradas conciencias individuales de occidente. Este fenómeno permitió la experiencia interior y personal de contacto con el arquetipo. Son miles los casos de personas que experimentaron la identidad del Cristo bajo los efectos de ciertas disciplinas o el consumo de ciertas drogas. Esta experiencia personal lanzó inconscientemente a la escenificación del modelo primitivo; pelos largos y lacios, largas túnicas, mensajes de paz y amor, etc.

Los más altos valores morales aportados por este arquetipo solar de matices piscianos están relacionados con el amor al prójimo, la compasión, etc., expresando así la exaltación de Venus en Piscis. Las pautas de comportamiento social, también se han visto condicionadas y fijadas por este modelo gregario y aglutinador - claramente neptuniano -, "Venid en pos de mi y os haré pescadores de hombres", les dijo Jesús a Pedro y Andrés. Por otro lado, la influencia de Júpiter, regente clásico de Piscis, también se hace notar; "No penséis que he venido a abrogar la ley o los profetas, sino para cumplir", "...ni una jota ni una tilde pasará de la ley..." Mt 5-18. La relación de este modelo a imitar, con los esquemas de Piscis y por correspondencia con la doceava Casa, también se manifiestan; "Sanad enfermos, limpiad leprosos..." ese mensaje ha permitido el desarrollo humanitario y la ayuda a los demás.

Antes de la Era de Piscis, uno de los modelos a imitar, "el que capta la adoración de las gentes", "el que se apodera de las almas para salvarlas", "el liberador"... tenía todos los matices arianos, de Ares, Marte para la civilización romana, donde tuvo su máximo esplendor y devoción. Antes de aparecer el modelo del Cristo, hubo un modelo guerrero y conquistador, necesario para que la civilización de ese momento se desarrollara y pudiera expandir su cultura de manera conveniente.
Después de esta Era pisciana, nos espera un nuevo modelo que, como los anteriores, "captará la adoración de las gentes" y será el modelo imitar. Pero para el mundo occidental de hoy en día, de raíces cristianas, la figura del Cristo es el eje lejano, como el Sol, del comportamiento moral y social de todos nosotros, así que desarrollar todas las pautas de comportamiento que ha condicionado este modelo solar, es tarea innecesaria pues todos, aunque no nos demos cuenta, estamos imbuidos o bajo la influencia de este modelo suficientemente conocido.

El modelo de divinidad solar está siempre representado por un héroe. En el modelo pisciano, se trata de un héroe religioso, por ello descendiendo de los modelos puros y primordiales hasta un nivel más humano, podemos imaginar al modelo solar en forma de héroe. Este modelo esta inserto en cada uno de nosotros y tiende a expresarse desde las parcelas más profundas de nuestro ser.

Cuando este arquetipo solar es dominante en un individuo, puede llegar a transformar o modelar al aspecto físico. Cuando esto sucede, aparecen personas, hombres o mujeres, de aspecto poderoso, bien formados, de huesos largos, cara y frente grandes, cutis claro, nariz corta, pelo ondulado, ojos redondeados, rostro anguloso tendiente a lo hexagonal, tórax ancho y brazos más largos que el tronco. Las características psicológicas de este modelo humano suelen manifestarse a través de una personalidad de carácter potente, con buenas capacidades de organización, de ideales elevados, lleno de confianza en si mismo, de afectos y pasiones encendidas, pero sensible a las heridas en el amor propio. - Como ocurre con las personas nacidas bajo el signo de Leo o aquellos que tienen al Solo a Leo en el ascendente.

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