Silvia Ceres. Buenos Aires (Argentina)

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El Calendario

El primer calendario hebreo -vigente hasta hoy- fue confeccionado por Hilel II en el año 360 A.C. ¹. Está calculado sobre el movimiento de la Luna para determinar los meses, y sobre el del Sol para determinar el año.

El calendario lunar consta de 354 días, mientras que el solar cuenta con 365 días. A fin de que coincida uno y otro, cada dos o tres años se agrega un mes –año embolismal- para que la festividad de Pesaj coincida con la primavera, en el mes de Nisan.

Existen meses de 29 días y otros de 30. Cada mes se inicia con la Luna Nueva o conjunción de ambas luminarias.

Pesaj

La festividad de Pesaj comienza en el día 15 de Nisan, esto es la Luna Llena de Aries –Sol en Aries, Luna en Libra- coincidiendo con el período de inicio de la primavera en el hemisferio norte.

Como sabemos, en Astrología Mundana, el Sol significa el gobernante, en este caso referido a Moisés, la figura central y protagónica del Éxodo; mientras la Luna remite al pueblo en general.

Aries -lugar donde se ubica el Sol- habla de la figura del pionero, del iniciador de un ciclo. En tanto la Luna en Libra -signo de pactos y alianzas- denota la especial relación de la nación israelita con la Divinidad.

Históricamente, los hebreos vivieron en Egipto entre los siglos XIX y XIV A.C. y su población llegó a ser tan numerosa que se convirtió en una fuerza importante que el Faraón mantuvo bajo una dura esclavitud.

Moisés toma conciencia de la esclavitud interior -reflejo de la exterior- y decide dejar Egipto, luego de un par de acontecimientos de lucha y violencia.

Se establece en otra tierra, pero en un segundo movimiento, siguiendo la orden divina, decide volver para liberar a todos los hebreos, como aparece relatado en el libro del Éxodo.

Pesaj (paso) celebra anualmente la salida de Egipto. Pero además de recordar un hecho real del pueblo de Israel, Pesaj es una oportunidad personal.

“…el “hebreo” simboliza en nosotros aquel en el cual se abre un espacio de conciencia que irá creciendo mediante mutaciones sucesivas, en circunstancias en que el “egipcio” representa quien permanece bloqueado por sus fuerzas que lo mantienen en un estado de esclavitud interior y se opone a todo despertar de la conciencia”².

Pesaj entonces es la fiesta de la libertad. La celebración dura 7 días, u 8 en la diáspora debido a que antiguamente los sabios hebreos debían enviar emisarios que no siempre llegaban a tiempo. El día sumado a la celebración era un recaudo ante la duda de si el mes anterior había tenido 29 o 30 días.

El pan leudado -inflado como el ego- se reemplaza con matzá que simboliza humildad. En el pan vemos el pasaje de Piscis -reino informe de las aguas y lo indiferenciado- a Aries -la frágil conciencia individual-.

Piscis semeja la vida uterina, donde no existen opuestos, todo nos es dado en tanto vivimos sumergidos en la interioridad de una totalidad mayor que nos contiene.

Un ser en gestación se siente completo y protegido en la intimidad del útero, pero llegado un determinado momento de su desarrollo percibe que el continente amenaza con asfixiarlo. Por lo tanto se le torna imperioso salir, e iniciar su vida de ser independiente –Aries- aunque se sienta frágil e inseguro sobre el futuro.

Aries rige la cabeza, aquello que el bebé coloca en el canal de parto para abrirse a un camino desconocido pero liberador.

De manera similar, cada primavera, cada festividad de Pesaj es una posibilidad para un nuevo nacimiento: el nacimiento a la libertad de la conciencia.

Observemos un poco más y mejor este signo de Aries representado por la figura del carnero, símbolo de pureza, mansedumbre e inocencia.

Se encuentra asociado a la renovación periódica del mundo: Pesaj, Pascua, son festividades primaverales que se celebran en marzo/abril y en las cuales es tradicional sacrificar un carnero.

Aries es la causa inicial que surge de las aguas primordiales –Piscis-.

Ligado al Fuego original se manifiesta como un ser creador y destructor, ciego, rebelde, caótico, poseedor de un carácter colérico, emotivo, activo, primario. Como el ariete, su misión es abrir, llevar adelante, preparar el camino, golpear para romper las murallas -o las viejas estructuras-.

Dinamizado por una inspiración interior, se deja llevar por su capacidad de improvisación en la que confía ciegamente. Lo guía la necesidad de expandir su voluntad, mostrando indiferencia ante los obstáculos.

Lo importante no es la meta, sino el impulso para ponerse en marcha. Es un agente y no el origen de las grandes causas que moviliza, orgulloso de lo que se realiza a través de sí, no de lo que es –sobre lo cual no tiene ninguna certeza-.

Pero observemos que el rebaño se une para seguir a su pastor: así el carnero sabe que por encima de él están las directivas de su guía.

Astrológicamente, la percepción de Aries de ser el brazo ejecutor de un principio mayor, se relaciona con el trígono que recibe desde Sagitario, signo asociado a los valores trascendentes.

Las dos partidas de Moisés de Egipto, grafican con precisión las opciones de Aries. La primera vez parte solo en pos de su independencia luego de vivir varios episodios violentos. Cuando retorna para ponerse al frente de sus hermanos de esclavitud, lo hace luego de recibir el mandato divino de liberar a su pueblo, es decir en conexión con un objetivo mayor que emana desde Sagitario.

De manera que cuando renuncia a su impronta individual encuentra el sentido de su misión personal.

Aries desarrolla un tipo de conducta trascendente –Holocausto-: forzado a crear identidad, debe sacrificar su pasado, quemarlo en el altar para lograr una vida nueva. El Soy se anhela más que el Yo.

Señala Peuckert, en su libro Astrología: “Aries constituye un dominio de interés para los criadores de ganado menor, como los semitas septentrionales que conocemos a través del Génesis. Abraham de Harán, Ismael, Israel y Jacob eran criadores de ganado menor, y Abel, el primer hombre terrestre, en quien el mundo pastoril procuró ulteriormente ver a su ancestro, no hallaba sacrificio más agradable a su Dios que el de un joven cordero de su majada”.

Moisés

Una rápida recorrida por la biografía de Moisés, nos revela un devenir interesante por cierta zona del zodíaco.

Recordemos que es un niño de pocos meses de vida cuando es rescatado del río por la hija del faraón. De manera que “el salvado de las aguas” –Piscis- huye tiempo después de Egipto poniendo a prueba su independencia personal –primera instancia de Aries primitivo-.

Posteriormente, se constituye en la cabeza de su pueblo –Aries elaborado- obedeciendo un mandato de Jehová, a pesar de sentirse torpe de palabra para convencer a los demás –mostrando la típica inseguridad de quien recibe una potestad superior-.

Por último, luego de desarrollar la epopeya del cruce del desierto, fallece antes de entrar en la Tierra Prometida –Tauro-.

En esta breve síntesis dedicada a la festividad de Pascua podemos captar cómo la Astrología, en tanto matriz de comprensión de la realidad –individual, social e histórica- puede aportar una mirada que suma significación a acontecimientos que son hitos en el devenir de la humanidad.