Liliana Demitriou. Buenos Aires (Argentina)
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Si les damos un mapa natal a diez astrólogos seguramente obtendremos diez miradas diferentes. Ciertamente diferirá de acuerdo a la posición que tomen en su abordaje.
Algunos la percibirán desde la idea “de destino”, algo ya otorgado e inalterable y otros, desde una mirada “no determinista”, como un camino, un proceso en constante evolución durante el cual la persona se irá auto-descubriendo accediendo a niveles más amplios de conciencia.
¿Alguien puede saber de antemano como es y será la vida de esa persona? Personalmente creo que no.
El mapa natal no es un producto terminado, va cobrando vida a través del encuentro del consultante y el astrólogo y como fruto del diálogo entre ambos la persona va descubriendo por sí misma su potencial y sus dificultades.
Mi mirada parte de la mayéutica de Sócrates. Mayéutica viene del griego y significa “el arte de las parteras”, “ayudar a parir”, “alumbrar” permitiendo así que el otro “se descubra” por sí mismo.
Un encuentro basado en el diálogo y la interrogación que permita poner en duda y cuestionar patrones repetitivos dando lugar a expresiones más creativas que estaban ocultas hasta ese momento.
Por supuesto sin olvidar la técnica.
Los Ciclos por Edad, los Ciclos Personales, las Progresiones, la Revolución Solar y los Tránsitos permitirán percibir el “clima energético” y el potencial de esa persona que está pidiendo manifestarse en ese determinado momento que se acerca a la consulta.
La capacidad de “insight” dependerá del grado de profundidad que alcance el encuentro durante la lectura de la carta natal y esto dependerá en gran medida del trabajo personal del propio astrólogo, del buceo en su propio inconsciente, de su intuición y de cómo se haya ido enriqueciendo a través de la incursión en diferentes áreas como la psicología, la psicología social, la historia, la literatura, el cine, la mitología, etc.
Jung decía que no se puede llevar a una persona a una profundidad mayor que la que uno mismo ha alcanzado.
Es sumamente importante que todos los que hacemos Astrología no dejemos de trabajar nuestra propia sombra, es fascinante para nuestro ego sentir el poder que nos otorgan en una consulta poniéndonos en el lugar del Mago. Solo somos un puente, un canal.
Las coincidencias entre la astrología y la psicología son para celebrar ya que esta mirada humanista o psicológica ha contribuido a que la astrología no pierda su esencia en su camino de encuentro con “el ser”.