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Mariló T. A.
http://www.ancient-origins.es/noticias-historia-arqueologia/
El mecanismo de Anticitera fue descubierto en el año 1900 durante la recuperación de un pecio hundido a 60 metros de profundidad y producto de un naufragio en la isla griega homónima. Se trata de un dispositivo metálico con una compleja combinación de engranajes. Los rayos X han demostrado que contiene, al menos, 30 tipos distintos de engranajes, y en las placas de la puerta del mecanismo hay grabadas unas 2.000 letras, consideradas un hipotético manual de uso.
Existen referencias de mecanismos así en varias obras de autores antiguos. Como ejemplo, Cicerón menciona en sus escritos un instrumento que reproduce los movimientos del sol y de los 5 planetas. El dispositivo, afirmaba, habría sido construido por Arquímedes.
Leer más: LA DOBLE FUNCIÓN DEL MECANISMO DE ANTICITERA: CALENDARIO ASTRONÓMICO Y ORÁCULO ASTROLÓGICO
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Escuela de Astrología. Viscontea. Buenos Aires (Argentina) 1983. págs. 46 y ss.
Casa I: otorga orgullo y una manera muy independiente de afrontar la vida. Esto puede ayudar al individuo a conseguir la felicidad mediante sus esfuerzos y acciones. Aunque la fortuna falle, una gran resistencia moral siempre ayudará mucho en la vida
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Escuela de Astrología. Viscontea. Buenos Aires (Argentina) 1983. págs. 46 y ss.
(…) Para comprender plenamente su significado, es oportuno considerar la etimología de la palabra Fortuna, proveniente del latín Fors, divinidad que dispensaba bienes y males al hombre, sin razón especial alguna.
Sería mejor, pues, identificar la Rueda o Parte de Fortuna, con una mujer vendada representada sobre una rueda, que otorga sus favores a los hombres sin mérito aparente, sinónimo de casualidad, fatalidad. Por los motivos expuestos, debemos entonces recordar que la Rueda de la Fortuna es un elemento astral ambivalente, que puede significar tanto la buena suerte -moral o material- como la falta de ella en un sector específico de la vida. Si lo quisiéramos identificar sólo con las riquezas y si no hiciéramos siempre una confrontación con la realidad, lo dejaríamos de lado injustamente, perdiendo así de vista el elemento “privilegiado” de la carta natal que puede indicarnos, incluso en los destinos más dramáticos, en qué dirección debemos orientarnos para hallar nuestro rincón de serenidad, nuestro refugio, nuestro oasis de paz.
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http://www.astronomia-iniciacion.com/astronomia/nombre-estrellas.html
El primer catálogo estelar conocido es el Almagesto, realizado por el astrónomo griego Claudio Ptolomeo.
El hombre desde la más remota antigüedad ha mirado hacia las estrellas, imaginando ver en ellas formas de dioses, animales… En Babilonia y en el antiguo Egipto la Astronomía alcanzó un gran desarrollo, orientado a la elaboración de calendarios, la astrología y a la predicción de los ciclos en la agricultura.
Para identificar las estrellas los primeros astrónomos agruparon las más cercanas trazando líneas imaginarias en las que se podían reconocer formas de seres mitológicos, objetos y animales. La unión de estas estrellas para formar esas figuras se conocen como Constelaciones. En la actualidad se reconocen 88 constelaciones.
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Es interesante saber cómo la astrología era percibida por un hombre inteligente y de mucho poder como el Emperador Adriano de Roma.
Ana González. San Pablo (Brasil)
coisasdoimaginario.blogspot.com.br/
En el libro Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar, Adriano habla de su contacto con la astrología. Vale la pena observar cómo era encarada en aquella época.
El dice: "Aquí conviene mencionar un hábito que me atrajo durante toda mi vida a caminos menos secretos que los de Elêusis, pero que acabaron por ser paralelos: quiero hablar del estudio de los astros. Fui siempre amigo de los astrónomos y cliente de los astrólogos. La ciencia de estos últimos es incierta, falsa en los detalles, tal vez verdadera en el todo: ya que el hombre, parcela del universo, está comandado por las mismas leyes que presiden el cielo, no es absurdo procurar allá en lo alto los temas de nuestras vidas y las frías simpatías que participan de nuestros éxitos y de nuestros errores. Jamás dejé, en cada noche de otoño, de saludar, al sur de Acuario, el Escanciador celeste, el Dispensador bajo cuyo signo nací. No me olvidaba de marcar cada uno de los pasajes de Júpiter y Venus, que presiden mi vida, ni de ponderar la influencia del peligroso Saturno."